Tras la verdad, persisten las mentiras de AMLO
Con la publicación de la nueva Ley, denominada Ley de Fomento a la Confianza Ciudadana, se generó otro acto populista
Lunes 3 de febrero de 2020
Con la publicación de la nueva Ley, denominada Ley de Fomento a la Confianza Ciudadana, se generó otro acto populista, el Presidente de la República, asegura que con la nueva norma habrá más inversión de la iniciativa privada y la creación de más fuentes de trabajo ¿Cómo? ¿Por arte de magia? Hechos son amores, reza un viejo dicho mexicano. Una simple ley, como tantas, no cambia la realidad, ahí tenemos los Código Penales como claro ejemplo, a los legisladores se les ocurre constantemente incrementar las penas de prisión, los sentenciados sin tantos derechos para lograr pronto su libertad, crean nuevos delitos y, la consecuencia ha sido el descontrolado incremento del índice delictivo. La Cámara de Diputados, registra la vigencia de 313 leyes, a las que le podemos sumar las legislaciones locales, así que hablamos de miles y ¿Cuál es el estatus de nuestro país? Mil problemas generados por autoridades y gobernados. Hoy que se celebra el día internacional del Abogado, no leemos por ningún lado que las leyes no sirven si no se cumplen, son letra muerta.
Derivado de la creación de la ley que pretende generar confianza en el inversionista, que fue publicada el pasado 20 de enero en el Diario Oficial de la Federación, el Presidente de la República, de manera inmediata conformó un “gabinete económico”, cuyo propósito es la generación de confianza en el empresario y el inversionista; por supuesto, para generar riqueza y fuentes de trabajo. Sin riqueza que repartir, Andrés Manuel López Obrador, no puede seguir regalando dinero, sus programas sociales no crecerán y el dinero se termina si no hay quien genere más dinero, no hay más impuestos que recaudar para el obsequioso. Muy lamentable para la economía nacional el informe final que diera a conocer el INEGI, la semana pasada, el PIB de México, por debajo de 0%, cuando el Presidente se burlaba de los crecimientos de anteriores sexenios; él prometió hacer crecer mucho más el PIB, superar de inmediato a sus antecesores ¡Falso! El prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila. Otro dicho popular muy cierto. López Obrador lleva más de un año (sin contar las promesas de campaña) al frente de gobierno y no ha cumplido sus promesas, más bien las ha prolongado, que si la inseguridad, que si el otorgamiento del servicio de la salud universal gratuita, ahora el crecimiento económico. Todo a largo plazo, o a mediano plazo, pero no cumple. Cuando sus equívocos agudizan el problema, echa culpas, responsabiliza a terceros. Ahora falta que el “sabio pueblo” sea el responsable de los graves problemas en la toma de decisiones, como aquella de cancelar la obra del aeropuerto de Texcoco, decisión (literalmente, encuesta ilegal y ultraminoritaria) a mano alzada, fue del pueblo quien tomó la decisión, no el Presidente de la República. Muy fácil evadir las responsabilidades del Presidente, para eso es el “mandatarios”, para eso fue electo. Muy complicado cumplir lo que se ofrece y todo por mantener su popularidad, esa a nadie beneficia, solo al Presidente, quien pretende ganar las elecciones federales y la mayoría de los Estados para el año próximo, por eso aplaza y aplaza el cumplimiento de las promesas, así los sumisos y confiados seguidores siguen esperando que aparezca “el rayito de la esperanza” que mejores la situación del país. Por lo pronto, “atiza” la división de las clases sociales para aumentar su capital político con los más necesitados, con aquellos resentidos sociales que por una u otra razón estaban hartos de los anteriores gobiernos, aquellos que no les regalaron nada. Solo el trabajo, el estudio, el esfuerzo, la diaria lucha en la brega, es la palanca del crecimiento económico y el soporte de cualquier familia en busca la superación. Las “migajas” no significan crecimiento, resulta ser más atraso sin desarrollo.
La cabeza visible del nuevo “gabinete económico”, recae en Alfonso Romo, Jefe de Gabinete del Presidente López, y, el secretario técnico, Carlos Torres Rosas; el resto de los integrantes, Secretarios de Estado ¡Los mismos que hoy no han dado resultados en materia económica! ¿Por qué esperar que con una nueva ley, de apenas 17 artículos, mejoren las cosas? 14 meses de desgobierno y no se ve por dónde puedan mejorar las cosas. El Fondo Monetario Internacional, pronostica no más de un uno por ciento, del PIB, para este año. Ah, pero López Obrador, tiene otros datos, como lo afirmó el año anterior; de todos los organismos financieros nacionales y extranjeros, nadie se equivocó, el único que erró fue Andrés Manuel López Obrador, sus “otros datos” estuvieron equivocados. Es muy sencilla la solución para salir del bache del crecimiento económico en el que el Presidente de la República, metió a todos los mexicanos por voluntad propia, por necio y caprichoso. Primero, el ignorante Presidente en materia financiera y económica no debe meterse en esos asuntos, debe opinar, sí, pero no decidir; son los expertos quienes deben tomar o sugerir las decisiones. Recordemos que López Obrador, nunca ha trabajado, nunca ha creado una solo fuente de empleo, no sabe administrar, él mismo presume al no trae dinero en su cartera, en lugar de darle vergüenza. Segundo, para rescatar la confianza del inversionista, debe respetar el Estado de Derecho y no vulnerarlo a placer, no respeta los contratos, no hay licitaciones, cancela rondas petroleras para atraer capital, etcétera. Prevalecen los caprichos del Presidente, sobre el Estado de Derecho, bajo esta incertidumbre, nadie puede confiar en el Presidente, en su gobierno; vamos, López no respeta ni a sus Secretarios de Estado. Tercero, es urgente que, con medidas adecuadas, programas eficientes, aplicación estricta de la ley en contra de la delincuencia (nada de abrazos a los criminales), logre bajar el índice delincuencial, otro factor fundamental para obtener la confianza del inversionista, eso lo advierte el Banco Mundial de Desarrollo. Cuarta, que el Presidente de la República, no “meta mano” en el desarrollo económico con medidas populistas, eso debe quedar en el ámbito de expertos en la materia. Con estas a medidas (al menos), sin necesidad de su nueva ley ni de su “gabinetazo económico”, podrán superar los obstáculos generados por voluntad presidencial. Hasta hoy, Andrés Manuel López Obrador, es el principal responsable del nulo crecimiento económico del país, de haber generado la desconfianza en el empresariado, consecuentemente que no haya generación de empleos. Bueno, para colmo, Andrés Manuel, contrató a sus empleados, no por sus conocimientos en la materia, no por su expertis, la razón que él argumenta, por la honestidad; quisiera ver al Presidente en una operación de corazón con “personal honesto”, sin conocimientos de medicina, seguramente se muere con la anestesia. Última razón del estancamiento inducido, por orden presidencial el gobierno tampoco invirtió en infraestructura para el país, prefirió guardar el dinero (para sus programas socialistoides), otro factor que ha empeorado la situación del país, no hay inversión oficial, tampoco de particulares. El problema, en síntesis, es el mismo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. La solución, seguramente usted ya la imaginó.
Héctor Parra Rodríguez