La Empatía

Tras terminar estos días de descanso para algunos y de reflexión, fiesta y oración para otros; en donde tuvimos la oportunidad de recordar a nuestros seres queridos, a los que ya partieron, pero que aún están en nuestro corazón y en nuestra memoria; considero un buen momento para escribir un poco sobre los que aún estamos vivos y nuestra relación con los “próximos”, los que tenemos cerca y con quien convivimos.

Aquellos con los que te encuentras día a día e incluso, compartes algún espacio y tu presencia. En esta colaboración me permito escribir sobre la “Empatía” pero ¿Qué es la empatía? ¿Dónde se genera? ¿Por qué es conveniente manifestarlo en nuestras relaciones? ¿Qué beneficios nos proporciona?


El ser humano es un ser social por naturaleza, requiere relacionarse para sobrevivir de forma positiva, obtener su alimento, realizar sus negocios, asistir a la escuela, mantener un empleo, transportarse, solicitar servicios, etc. ¿Por qué entonces cuesta tanto trabajo llevar en ocasiones una relación amena y agradable con el otro? Aquel que también está buscando su sustento, realizando un trabajo, desarrollando sus capacidades y tratando de ser feliz.


Posiblemente, es porque no desarrollamos la empatía. Porque pretendemos que el otro, aquel que está cerca de nosotros, que es totalmente diferente a mí, en pensamientos, emociones, deseos, motivos y objetivos se asemeje a mí, que piense y actué igual que yo. Si bien, las circunstancias del camino nos han unido en un tiempo y un espacio determinados, no necesariamente es que seamos iguales; sino porque la otra persona puede ayudarnos a cumplir un objetivo en esta vida. Precisamente sus diferencias complementan nuestro ser y nuestra existencia; esas diferencias en conjunto nos hacen ser mejor persona.
Primero reflexionemos sobre nuestro propio conocimiento, ¿qué cualidades y características personales podemos aportar a cada una de las relaciones que tenemos cerca?, aquellas que nos hagan sentir y ser mejores personas, aquellas que nos hagan sacar nuestra mejor versión. Ahora bien, es importante reconocer que cada persona es un ser dotado con cualidades, virtudes, dones e inteligencia únicos. Que es capaz si así lo decide, de aportar a la relación con nosotros también lo mejor de sí mismo, pero de diferente manera, quizá incluso muy diversa a la nuestra.
No olvidemos que es necesario comunicar los propios deseos, inquietudes, preferencias de manera libre y espontánea. Es necesario aprender a escuchar también a los otros; solamente teniendo una buena comunicación podremos ir avanzando. Resulta difícil “ponerse en el lugar del otro”, ya que seguramente no contamos con todos los antecedentes, contexto y condiciones que lo hacen actuar o pensar de alguna manera, pero sí podemos lograr en nuestra propia condición entender, apoyar y comprender las situaciones que lo llevan a sentirse de determinada forma.
Sin duda, vivir en un ambiente empático permitirá desarrollarte de manera segura y confiada. Te permitirá que tu energía sea enfocada a acciones positivas y generadoras de paz. Finalmente es importante llevar estas ideas a la práctica y hacer de nuestro día a día un entorno empático, donde se perciba un ambiente de armonía, de tolerancia y de respeto mutuo.
Que nuestro paso por este mundo sea reconocido porque somos personas amables, es decir “dignas de ser Amadas”, justo porque hemos encontrado en la empatía una herramienta que nos ayuda a tener relaciones sanas y responsables con nuestros “próximos”.
Recibe gran abrazo a la distancia
Sandra Luz Hidalgo Díaz

Periódico Raíces