Tras la verdad ¿vamos a garantizar las libertades hasta el exceso?
El Presidente de la República esta mucho muy equivocado si cree que de él depender consagrar y garantizar los derechos humanos
Santiago de Querétaro, Qro., Viernes 1 de noviembre de 2019
¿Quién es Andrés Manuel López Obrador, para garantizar lo que está prescrito en la Constitución? El Presidente de la República esta mucho muy equivocado si cree que de él depender consagrar y garantizar los derechos humanos y/o garantías individuales que se contemplan en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No señor Presidente, usted no es quien para decidir si se respetan o no esos derechos humanos; entre otros, el de la libre expresión de las ideas y la libertad de imprenta; los límites los establecen las mismas leyes, no usted. Quien se exceda en el uso y abuso de esos derechos humanos, aun tiene el derecho de defenderse ante las autoridades judiciales. Más bien, el Presidente se excede al pensar que él es el dador de los derechos connaturales al ser humano, como todo trasnochado comunista que ha sido derrocado por pretender limitar y controlar esos derechos en toda la esfera terrestre. López Obrador, el trasnochado, no es nadie para decidir a quién sí y a quién no se le respeta en el uso y disfrute de las garantías reconocidas, incluso en la ONU por los 51países que la conforman. De ahí que la grasería y falta de respeto proferida a los periodistas por medio de frases que se aprende, no tiene perdón, eso de agradecerle al Presidente el goce del derecho previsto en la Constitución desde que fuera creada en el año de 1917, es aberrante; la comparación de “quitar el bozal y morder la mano” en el medio periodístico, fue insultante, repugnante. La comparación fue simple, al considerar al periodismo como “perro” y “agredir” al Presidente con críticas, ello fue una afrenta al periodismo libre. A López Obrador no se le debe agradecer absolutamente nada por ejercer el derecho a la libre crítica. A contario sensu, el “can”, en este caso, sería el Presidente, al pretender agredir al periodista por practicar un periodismo sin ataduras al poder, libre y sin compromisos con el Poder Público, sin depender de López Obrador, como es su pretensión.
Las torpezas, las fallas, los errores, la manipulación de la información por parte del Presidente de la República, da pie a la especulación y eso es lo que sucede en muchos casos. Por otro lado, la crítica fortalece y da oportunidad de corregir errores; pero no, el Presidente López Obrador, pretende erigirse en dictador y el pueblo de México no lo permitirá ¡Claro que no! Andrés Manuel López quiere marcar la línea editorial de los medios de comunicación, eso no va a suceder; la crítica periodística seguirá siendo el sustento para controlar las ambiciones del exceso de poder en que seguido incurren los sátrapas autoritarios que no comulgan con la disidencia. El mismo Presidente de la República, genera la polémica, provoca la crítica con los abusos de su rasposo lenguaje ofensivo, así como por su inepta y errática forma de gobernar; él mismo es el origen y destino, es la causa de las críticas que se generan con toda naturalidad.
¿Qué anteriormente no había críticas? Por favor señor Presidente, ya basta de insultos a la inteligencia del pueblo. Por supuesto que las había y muchas; Enrique Peña literalmente fue destruido por las mismas razones ¿Acaso no leía los medios de comunicación? Es más, usted señor Presidente, fue una de los más duros críticos en contra de los gobernantes del ayer, de aquellos que usted consideró y sigue considerándolos como sus enemigos. La Prensa de inmediato mediatiza todas sus tonteras, no queda una al descuido ni al olvido, no, todas son comentadas por los medios. El exceso de protagonismo presidencial es el verdadero problema, el pretender decidir absolutamente todo en el gobierno es contrario a cualquier lógica mediática y jurídica, ahí está el marco normativo que determina atribuciones, funciones y límites; pero no, el Presidente decide por todos y ha demostrado ser un ignorante en la mayoría de los temas, cuando su verdadera experiencia siempre estuvo sustentada en los movimientos sociales de desestabilización; ahora al frente del gobierno, él es el mismo promotor de la desestabilización social desde dentro del gobierno, de ahí que la crítica sea simple de realizar.
Todo el problema en comento, lo generó él, por su demás fallido sistema de organización, preparación y ejecución para lograr la detención de Ovidio Guzmán López, a quien detuvieron y volvieron a dejar en libertad por la serie de torpezas cometidas, lo que costó vidas de por medio y millonarias pérdidas por los daños causados por la delincuencia organizada; las amenazas de los delincuentes solo fueron una clara muestra de la incapacidad de ese operativo, a grado tal que tuvieron que recular y cometer otros delitos, en este caso, la autoridad misma los realizó al dejar en libertad al delincuente que es reclamado por la justicia norteamericana; abuso de autoridad sustentada en el Presidente, la que vergonzosamente quien ahora busca justificar lo injustificable, todo por culpa del mismo Presidente de la República, que pretende inmiscuirse en asuntos de los cuales desconoce, quien pretender abatir a la delincuencia con discursos, ello resulta inaudito, incomprensible por parte de López Obrador; lo delicado de los problemas en materia de seguridad, debe quedar en manos de expertos, fuera de la política, sin embargo el Presidente privilegia la política sobre la criminalidad, por eso el índice delictivo ha aumentado mucho más que los 2 pasados sexenios, ya no es tiempo de mirar atrás y echar culpas Presidente; son 11 meses de gobierno que se trabaja en lastimosas quejas de incompetencia para gobernar. Todos los errores de comunicación son del Presidente de la República, quien incluso no deja actuar al vocero de la Presidencia, el mismo López encarna a Jesús Ramírez (vocero), así como a todos sus Secretarios de Estado. Por eso las ofensas al periodismo mexicano proferidas por el Presidente de la República, no tienen perdón, ni hoy ni nunca, la historia lo registrará como uno de los actos más despreciables, aunque el propio López crea que él es el ofendido, y pretenda disculpas ¡El bozal debe ser para el Presidente!
Héctor Parra Rodríguez