Tras la verdad “Los tramposos de siempre”
El odiado Salinas de Gortari, benefició desde entonces a líderes como el hoy Presidente de la República
Santiago de Qurétaro, Qro., Miércoles 30 de octubre de 2019
No cabe duda que, en política, el cinismo no tiene límites. Desde que nace el Instituto Federal Electoral, a la par en todos los estados se crean “pequeños institutos, para alejar al gobierno del control de los procesos electorales. Alguien tenía que ganar y, por supuesto otro debía perder. Los ganones fueron los dirigentes de los partidos políticos desde el año de 1990, cuando solo gobernaba el PRI, periodo que cubría Carlos Salinas de Gortari. Desde entonces los partidos políticos, legalmente, empezaron a recibir carretilladas de dinero vía prerrogativas, bajo el argumento de evitar que fueran financiados por aviesos intereses. Por supuesto quien perdió desde entonces fue el contribuyente que mantiene a todos esos zánganos. La idea pronto permeó en los estados y también el erario de aquellos entes fue herido para darle vida a otro grupo de sanguijuelas, los dirigentes en los estados. De tal suerte que reciben por partida doble dinero público. Poco a poco las ambiciones por recibir más y más dinero público crecieron y todos lo han recibido acorde a las reglas que ellos mismos crean. Así que el odiado Salinas de Gortari, benefició desde entonces a líderes como el hoy Presidente de la República, cuando formó parte de las filias del PRD, hasta llegar a ser dirigente nacional de ese partido político.
De las últimas reformas al artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, fue cuando literalmente la voracidad no tuvo límites. Para que no movieran fácilmente las reglas del otorgamiento y distribución de las prerrogativas, reformaron ese artículo, ya después trasladaron el contenido del mismo a la ley secundaria; de nueva cuenta el mal ejemplo cundió e hicieron lo mismo en las constituciones de los estados. Debía permear el beneficio de los recursos públicos, lo que ha permitido crear la burocracia electoral, que vive de los recursos públicos. Y, por supuesto la misma burocracia de los institutos se disparó, todos amigos de los políticos, dado que ellos son quienes los designan por medio de las legislaturas. Negocio redondo para la clase política de todos los partidos; nadie llega a ser consejero si no es recomendado por los partidos políticos y se reparten por cuotas acorde a la “fuerza” que cada uno representa. También le ha tocado y le toca recibir los beneficios al partido político de Morena, no queda excluido de los beneficios. Así que, si para este año los partidos políticos recibirán por parte del INE, un aproximado de 5 mil millones de pesos, otro tanto reciben los mismos partidos distribuidos en las 32 entidades, por lo que hablamos de 10 mil millones de pesos aproximadamente.
Por eso resulta inconcebible la hipocresía y cinismo con la que actúan algunos dirigentes o miembros de partidos políticos. En la Cámara de Senadores, Martí Batres, insiste en reducir a la mitad las carretilladas de dinero, claro ahora ellos administran todos los recursos, no solo las prerrogativas que son una nimiedad; también administran el Poder Ejecutivo y ambas Cámaras, vamos los miembros de Morena. De ahí que ese partido promueve lo mismo, la reducción de las reglas de “recaudación” y distribución. Casi 30 año de disfrutar del erario por el simple hecho de ser dirigente de partido; hay que aclararlo, los de “abajo” no reciben nada, el dinero es para la élite de los partidos. “Eche” un ojo y podrá observar que muchos de los políticos de entonces, siguen en el poder, sea de gobernadores, de diputados, de senadores o de Presidente de la República. Han sido mantenidos por medio del dinero público, esos miles de burócratas de partido. Por eso el cinismo de ser los adalides, promotores de la reducción quienes durante toda su vida han sido los beneficiarios del sistema que tanto critican algunos, principalmente los militantes de Morena, antes del PRD, mucho antes del PRI, así como de los desaparecidos partidos de izquierda como el PST o el PSUM; sin pasar por alto al PAN y al chiquillerío que también come del mismo plato, aunque no en las mismas proporciones.
De suyo es bueno que se reduzcan los dineros públicos que los contribuyentes obsequian a los abusivos dirigentes de los partidos políticos. O, tal vez sería mejor dejarlos en total ayuno, como era hasta antes de la creación de los institutos; entonces gobierno sacó las manos, pero metió todo el dinero, a fin de cuentas son los mismos; algunos, como el propio Presidente que ha vivido de 3 partidos políticos. Vamos, entre hipócritas no hay cinismo. Lo cierto que Morena pretende vestirse de “gala” con la promoción de reducir al 50% los montos de las prerrogativas (dinero público), dado que la enorme mayoría de los mexicanos desconocen los orígenes y desarrollo de las apetencias políticas de todos aquellos que llevan toda su vida viviendo del erario (público es redundancia). De vez en vez, descansan, pero regresan a seguir bebiendo del presupuesto público, sea federal o estatal, incluso municipal. Todo indica que nadie deberá quedarse atrás en la intentona, pero no desean que solo Morena se corone como el promotor y ganador; no, tendrán que ser todos para agradarles al electorado, para conquistar a los apartidistas y, lograr mayores beneficios para las elecciones del 2021, que serán muchas. Por lo pronto, este año y el siguiente continuarán recibiendo las carretilladas de dinero, dado que las reglas se aplican con las votaciones recibidas en la última pasada, tontos no son los señores y señoras. Morena si bien tiene la mayoría en ambas Cámaras, en la de Senadores necesita algunos votos más para logar su objetivo, así que sobre la mesa habrá otras negociaciones para alcanzar la meta y el triunfo sea colectivo, de todos los abusivos legisladores, dirigentes de partido y autoridades electas por medio del voto directo. En cascada dejarán de recibir mucho dinero la burocracia partidista, aunque, aquellos que sin el mayor esfuerzo reciben mil millones y podrán recibir solo 500, más otro tanto en los estados, seguirán embolsándose mucho dinero que bien podría servir para darlo a la seguridad pública, a hospitales, medicinas (ahora que las ha recortado López Obrador), obra pública, etcétera.
Conclusión. Pareciera ser que políticamente los promotores de la iniciativa ganan y nadie pierde en la redistribución de los dineros; más no es así. Veamos. Los dirigentes seguirán obteniendo mucho dinero y los contribuyentes sentirán algo de alivio al constatar que ese dinero ya no se va a los bolsillos de los políticos. Viene lo frustrante ¿A dónde irá a parar ese dinero? El problema que con el ahorro se generará, es que, López Obrador tendrá más dinero en sus bolsillos para hacer con él lo que le plazca, fortalecerá sus caprichos palaciegos como lo ha venido haciendo hasta ahora. Total, virtualmente se ganará y se perderá; solo cambiará de manos el dinero, pasará de unas abusivas a otras demenciales y tramposas apetencias presidenciales.
Héctor Parra Rodríguez