Se impulsó la mayoría anaciclotica en la cámara de diputados.
Impuso el grupo de Morena (con sus aliados), a los cuatro nuevos consejeros del Consejo General del Instituto Nacional Electoral.
Querétaro, QRO 22 julio del 2020.
Impuso el grupo de Morena (con sus aliados), a los cuatro nuevos consejeros del Consejo General del Instituto Nacional Electoral. Lo interesante del asunto fue que los morenos lograron el consenso de los grupos parlamentarios en la Junta de Coordinación Política, de la Cámara de Diputados. Terminaron por aceptar los coordinadores de los grupos parlamentarios del PAN, PRD, PRI y MC. PT y PES, son las rémoras del Morena, no cuentan, aunque sí piden y piden, la permuta es moneda de cambio ¿Qué permutaron los coordinadores de las bancadas de oposición? Ganaron los anaciclóticos morenistas.
No debe sorprender los nombres de los nuevos consejeros del INE, Morena los impuso, pudo ser cualquier otro y nada hubiese pasado. Los nombres salen sobrando. Sus currículos avalan el conocimiento en la materia, los últimos 20 aspirantes cumplían los requisitos. La consigna era escogerlos con identidad ideológica a Morena (López Obrador) y así fue. Lo anunciaron, lo advirtieron y así lo hicieron. Ningún “neoliberal ni conservador”. El entuerto fue resuelto, cesaron los dolores de parto. Así las cosas, más allá de las dos terceras partes de los “asistentes” aprobaron con su voto la contratación de los cuatro nuevos consejeros del INE.
Norma Irene de la Cruz Magaña, Carla Hmphrey, José Martínez Faz Mora y Uuc-Kib Espadas Ancona, tomaron protesta como nuevos consejeros electorales; entran en funciones a partir del 27 de julio, hasta el 2029. Electos por 399, 5 abstenciones y 5 en contra; los morenistas en contra; el resto se alineó. Desde abril pasado terminó la función de Pamela San Martín Ríos y Valles, Enrique Andrade González, Benito Nacif Hernández y Marco Antonio Baños Martínez, quienes fueron electos el 4 de abril de 2014; feneció el periodo de 6 años para el que fueron electos. Desde entonces el Consejo General, funcionó con 7 de 11 consejeros. Volverán a la “nueva normalidad”, trabajar a distancia, empezarán a cobrar. Terminó el periodo extraordinario. Diana Talavera Flores, quedó fuera, era la candidata del belicoso Ackerman; despotricó en contra de los seleccionados, ya electos habló bien de ellos como verdaderos ciudadanos. Quién entiende al intelectualoide? En Septiembre próximo inicia el proceso electoral que renovará a los 500 diputados federales, así que tuvieron que cuidar al “rebaño” quienes hoy tienen el control de mayoría en la Cámara de Diputados. Será interesante observar la “nueva normalidad” en el funcionamiento del Consejo General, después de un trabajo colectivo de 6 años; la incorporación de los cuatro consejeros nos permitirá analizar el talante de quienes coordinarán el proceso electoral; en el entendido que el Consejo General, tiene la mayor parte de la organización, al menos en el papel.
Los 11 consejeros deberán impedir que participe como “vigilante” del proceso electoral el Presidente de la República. Tendrán que advertir con mayor enjundia el impedimento que la ley impone a todos los servidores públicos, de no entrometerse en las 3 etapas del proceso electoral, incluso la Constitución les impide hacer promoción de programas gubernamentales durante las campañas; el Presidente también está impedido. Llegado el momento, el Consejo deberá poner en su lugar a López Obrador, impedir que influya en las acciones, sin críticas, podría cometer delito electoral. El presidente Lorenzo Córdova, lo ha hecho, sin embargo requiere el empuje de todo el Consejo General.
Así concluyó el manoseado proceso de selección por parte de las tribus de Morena, sobre los cuatro nuevos consejeros del Consejo General del INE. Mario Delgado, presidente de la JuCoPo, logró lo impensable. Ahora solo queda esperar estén a la altura de su delicada responsabilidad y no canteen sus opiniones ni sus votos, en favor del Presidente de la República, ni de la 4T, no deben olvidar que la Constitución les otorga plena autonomía en todos los sentidos. Ninguna dependencia, tampoco influencia de fuerzas políticas, religiosas ni económicas, nadie debe tener injerencia alguna, salvo las decisiones que adopte el propio Consejo General.
La ciudadanía estará, como nunca, vigilante de las actividades de todos los consejeros generales, debido a las groseras apetencias que ha mostrado el Presidente de la República, para engullir al INE. Empezó por reducirles el presupuesto por más de mil millones de pesos para este año electoral, desde ahí puso obstáculos para un buen funcionamiento. Luego siguió con su pretensión de ser “vigilante” del proceso electoral, acción eminentemente ilegal. Por supuesto, López Obrador nunca ha dejado de estigmatizar, calificar de “fraudulentos” a los consejeros electorales, los menosprecia y adelanta la posible descalificación en caso de que pierdan elecciones.
Héctor Parra Rodríguez