Tra la verdad «continua el engaño mañanero»
El presidente sufre de Mitomanía patológica.
Mitomanía patológica
Martes 17 de septiembre de 2019
Después de las fiestas septembrinas, en donde muchos se “ahogan de felicidad”, recordando a los niños héroes, a Josefa Ortiz de Domínguez, seguido del festejo del grito de independencia en donde cada quien grita lo que quiere y como quiere, para luego rematar con el desfile, todo en relación con nuestra gesta independentista que inicia en el año de 1810. La realidad nos vuelva a despertar de la “borrachera de felicidad”.
No es por ser malo ni recordar a ustedes que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es un consagrado mentiroso, aunque todos lo saben; parece que nos hemos acostumbrado al cinismo presidencial, ya casi nadie repara por sus mentiras mañaneras que a diario dice sin rubor, sin pena, descarado y desfachadamente lanza mentiras esperando convencer a los necios que se aferran a la verdad de los hechos, a sus seguidores los tiene enajenados, esos no le preocupan al Presidente. Bueno, es mucho decir que le preocupa, a López Obrador, parece no preocuparle nada de lo que sucede en México, vive un sueño que acarició por muchos años: ser el primer mandatario. Bien sabe Andrés Manuel que el pueblo de México, es noble y aguanta todo, tan lo tiene probado y comprobado, que nada le pasó cuando abusó del ejercicio de poder que llevó a cabo siendo Jefe de Gobierno del DF. Cometió toda clase de latrocinios, violó sentencias de amparo, cohechó, recibió dádivas de empresarios, pedía el diezmo a contratistas; nada le sucedió. Por eso bien conoce el sistema político mexicano, sabe que no puede ser acusado ni juzgado por nada, máxime cuando tiene y ejerce el control de las instituciones y de la Fiscalía General de la Nación. El Presidente está blindado, la misma Constitución lo protege. Por eso actúa como actúa, sin límite alguno y distribuye el presupuesto público como le place, quita dinero de aquí y de allá, para después gastarlo a su antojo. Ofende según su estado de ánimo. Su campaña de combate a la corrupción fue solo un “parapeto”, lo cierto que él representa, encarna la corrupción, mas con su desparpajado lenguaje, niega todo aquello que le afecte y echa culpas de todo aquello que sea o parezca corrupción; el mal, los malos son los otros, él encarna la divinidad de la honestidad, así se maneja el Presidente de México.
El Doctor Luis Estrada, quien tiene su Talle de Comunicación Política, Spin, Coordinador del Diplomado de Análisis Político, Comunicación y Elecciones, permanentemente genera información estadística sobre muchos temas; en especial de las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador. Este martes dio a conocer el resultado de las 200, sí, aunque no lo pueda creer, 200 mañaneras. Lo que en anteriores ocasiones hemos comentado, Luis Estrada concluye que (al menos, en las conferencias, sin contabilizar las que dice durante todo el día) el Presidente López, emite 5 mentiras, 5 datos de sus dichos son falsos, 5 de sus afirmaciones no tienen sustento alguno. En las 200 conferencias, al menos 933 de sus afirmaciones han sido falsas. Por si no fuese suficiente 6851 de sus frases no pueden ser comprobables. Vaya, juega con verdades a medias. El promedio de las fastidiosas es de 92 minutos diariamente. Para adormilar al público, las respuestas a las preguntas que le formulan rondan los 9 minutos, en tanto que, parece competencia, el promedio de las preguntas es de 6 minutos. Así las cosas, entre promesas, mentiras, compromisos, verdades a medias, el señor Presidente acumula 56 diariamente. Y, según el Doctor Luis Estrada, lleva 14,560 (mentiras, verdades a medias y más) sumadas y las que le siguen. El mismo Luis Estrada, hace el comparativo con Donald Trump, quien ha lanzado 12,019 mentiras a los estadounidenses. Parece competencia de mentiras entre presidentes. Y, a pesar de lo mentirosos que resultaron estos sujetos, muchos incautos aun siguen confiando en los presidentes mitómanos, sobre todo los radicales que en millones se suman sin restricciones a todo lo que diga cada presidente; curiosamente así suelen ser los religiosos radicales y la feligresía que todo aplaude, aunque sepan que son mentiras, aún así, ciegamente los siguen como corderos.
Datos para detectar a los mitómanos. Anton Delbrueck, psicólogo suizo, dedicó la mayor parte de su vida al estudio de la mitomanía. Este trastorno, dice, lo padecen todas aquellas personas que adornan su vida de manera incontenible con anécdotas, historias o datos inventados que no se corresponden con la realidad. Se trata de invenciones constantes y sostenidas en el tiempo, como cuando llegas tarde a una cita y pones una excusa. Un mitómano, como Andrés Manuel, puede distinguir la verdad de la mentira. Además, sabe que el resto de personas pueden identificar sus mentiras por lo que se cubre las espaldas con un contexto real. Así podemos ve claramente como se irrita López Obrador cuando ponen en duda algo que haya dicho o se percibe alguna incoherencia en sus mañaneras. Hemos visto como, en estos casos, si la respuesta es un cambio de tema brusco, si grita o se siente acorralado, podemos sospechar que lo que nos está contando es mentira. El Presidente se irrita fácilmente cuando lo contradicen o, en su defensa impone la frase acuñada que lo salva del atolladero: “yo tengo otros datos”. Datos que por supuesto no existen. Suele suceder que, sus los sueños de delirio de López Obrador, muchas de las veces es la víctima o el héroe y la culpa siempre es de los demás; luego entonces, diagnosticó Delbrueck: podemos deducir que estamos ante un mitómano. También dijo el psicólogo suizo, lo normal es que la mitomanía sea un mecanismo compensatorio de la baja autoestima, que las mentiras sirven para buscar atención, admiración o reconocimiento; esto les ayudará (tal cual lo hace Andrés Manuel López Obrador), a sentirse importantes en un grupo social concreto. Vaya pues con el Presidente mitómano que engaña diariamente en sus conferencias mañaneras ¡Así no se puede Presidente! Recomendable sea sujeto a tratamiento psicológico para aliviar senda patología. No pierdan de vista que el mitómano es un psicópata. Pensar que aún faltan 5 largos años de más mentiras, es un verdadero calvario.
Héctor Parra Rodríguez