¿QUIÉN ENTIENDE AL MITÓMANO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA?
el Presidente prefiere llamar al orden y renunciar a la obligación de establecer el orden; ha dejado, preferido que se vitupere a las fuerzas armadas y a los cuerpos de seguridad pública,
TRAS LA VERDAD
Sábado 7 de septiembre de 2019
El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, siempre ha desconfiado de las investigaciones y el proceso penal que se sigue por la muerte de los 43 normalistas en Ayotzinapa, Guerrero. Nunca ha creído la “verdad histórica”. Siempre le ha negado veracidad, a tal grado que ordenó la creación de la “Comisión de la Verdad”, para que investigue el paradero de los 43 normalistas. Todo ha sido acto teatral político, darles gusto a los padres de familia que irracionalmente quieren vivos a sus hijos que fueron asesinados por la delincuencia organizada. La necia exigencia de los radicales de izquierda que han explotado políticamente el asunto, incluso obteniendo dinero para pasearse por varios países exigiendo la aparición de los normalistas; y, no podían faltar los organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la que ha cobrado muchos millones de de pesos por “asesorar” al Ministerio Público y desacreditar las pruebas aportadas en su momento por la autoridad. Por supuesto, mantener la “Comisión de la Verdad” cuesta y mucho dinero, alimentarla lo vale políticamente. Marchas y marchas fueron organizadas en reclamo por la “desaparición” de los normalistas, exigiendo la aparición con el lema de: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Han culpado desde entonces al gobierno peñista de haber sido el autor intelectual y material de la desaparición, incluso pidieron revisar los cuarteles militares en todos los Estados de la República, de cada Zona Militar, para verificar el posible encierro de los 43. Todo un lucro político con el espectáculo de la muerte de los 43 normalistas. Ni las pruebas de ADN, de la mundialmente prestigiada Universidad de Innsbruck, Austria, lograron convencerlos de la muerte de los normalistas, acaecida en un basurero; el empecinamiento y el lucro político ha sido más redituable que la verdad verdadera.
El SubSecretario de Gobernación, Alejando Encinas, preside la “Comisión de la Verdad”. Pero ¡Oh sorpresa! En esta semana un juez de distrito que sigue la causa en el Estado de Tamaulipas, de los 43 normalistas asesinados, dejó en libertad al principal delincuente que participó en la ejecución de los 43 normalistas; delincuente que responde al nombre de Gildardo López Astudillo, alias “El Gil”. De inmediato levantó la voz el gobierno federal, se inconformó por haber decretado la libertad del delincuente. Pegunta obligada, si no creen en lo investigado por la pasada administración ¿Por qué se espantan de la libertad del delincuente por orden judicial? A grado tal fue la molestia que le causó el acto de autoridad al Presidente que ordenó se investigue al juez y las autoridades que intervinieron en la detención del delincuente. López no logra entender que la Fiscalía no depende de él; él, Andrés Manuel, no puede ordenarle (en teoría) a Gertz Manero, nada. No se puede entender el doble discurso de López Obrador y su planilla de ineptos sobe el conocimiento del derecho procesal penal ¿Entonces para qué la Comisión de la Verdad” que ya investiga qué sucedió con los normalistas? Los actos del gobierno de la 4T, son certeramente inequívocos, sí creen que los normalistas están muertos, pero políticamente no les conviene reconocer, quieren seguir pastoreando a los inconformes y tener de su lado a los padres rijosos de los normalistas asesinados, no hay que perder de vista que los estudiantes eran pupilos de la CNTE, en la Normal Isidro Burgos, se les adoctrina, no se les educa para ser docentes.
Por supuesto que el juez federal de la causa no debió desechar y negarles valor probatorio pleno a las pruebas aportadas, por el simple hecho de haber valorado que el delincuente fue torturado, cuando este aceptó haber participado en el homicidio colectivo de los 43 normalistas. En la justipreciación de la pruebas debe valorar cuáles son preponderantes. Sin duda alguna que la verdad histórica acreditó plenamente que “El Gil”, participó como elemento fundamental en la muerte de los 43 normalistas, luego entonces si bien pudo haber sido torturado (medida muy socorrida por los abogados litigantes), según versión del delincuente, jamás le fue practicado el “Protocolo de Estambul”, para demostrar que haya sido cierto y que, la tortura afectó esencial y fundamentalmente la declaración del acusado; no hubo la práctica del protocolo, luego no debió el juez desestimar la pruebas, mucho menos decretar la libertad del confeso asesino. El juez abusó de su derecho de autonomía para impartir justicia ¿Sería amenazado o comprado? Ya van muchos delincuentes que deja en libertad por supuestas violaciones a los derechos de los delincuentes. La justicia protege más al delincuente que a las víctimas y solícitos los jueces aplican esa parcial justicia que termina en injusticia, a eso nos llevó la creación del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales y las reformas a la Constitución, en materia de derechos humanos, todo por culpa de los ineptos legisladores, hoy en día los delincuentes gozan de más derechos que las víctimas
Mientras se cometen sendos abusos por la autoridad encargada de impartir justicia y se evidencian las flagrantes contradicciones del Presidente de la República, en relación con la muerte de los 43 normalistas, todo indica que ya preparan la iniciativa de ley de amnistía en favor de “presos políticos” ¿Cuáles presos políticos? La ley vigente que fuera promovida por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, fue para aplicarla a quienes participaron y participan en el movimiento del “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”, muy clara y específica. Así que, la que ahora pretende el gobierno de la 4T ¿A quién pretende beneficiar? Comentan que serían 10 mil procesados y/o sentenciados los afortunados; pero, bajo qué características se promoverá esa iniciativa ¿Presos políticos? Por favor. No los hay en México. Si es deseo presidencial aplicar las reglas del populismo, que las aplique, pero no engañe con la mentira de llamar presos políticos a delincuentes comunes. Mejor que aplique la facultad de perdón como lo hacían cada 15 de septiembre a los sentenciados. No puede ya aplicar esa atribución a los procesados, esos están bajo la jurisdicción de la Fiscalía General de la República, la cual, en teoría es autónoma del Poder presidencial. Más juegos sucios del Presidente de la República, sin pies ni cabeza, todo sustentado en actos eminentemente populistas, para manejar eso de “presos políticos”, que no existen, se trata de otra ficción más de Andrés Manuel López Obrador.
En conclusión. No hay orden ni criterio firme en materia de investigación, persecución y procuración de justicia de los delincuentes, hasta la política criminal la subordina al populismo. Por eso la delincuencia está “desatada”, más con sus llamados desde el “pulpito presidencial” para convencer a los delincuentes a que se porten bien, los que, por supuesto no le hacen caso, lo “mandan por un tubo”, no son pastores de su religión. T todavía ordena el Presidente que no se ejerza violencia en contra de los delincuentes, cuando que, constitucionalmente el Estado, por medio de las fuerzas castrenses y de seguridad pública, son los únicos facultados para ejercer el monopolio de la violencia legal, en aras del bienestar de la población ¡Poner orden! Pero no, el Presidente prefiere llamar al orden y renunciar a la obligación de establecer el orden; ha dejado, preferido que se vitupere a las fuerzas armadas y a los cuerpos de seguridad pública, a manos de los criminales, en tanto la población queda sola, desprotegida, a expensas de la delincuencia. ¡Ah! Pero si un ciudadano ejerce su derecho a la autodefensa y agrede al delincuente, ese valiente ciudadano, de inmediato es detenido y remitido a la autoridad ¡Así no se gobierna Presidente!
Héctor Parra Rodríguez