Obsesivo populismo por el avión presidencial.

Volvió a tierras mexicanas el emblemático avión presidencial, después del fracaso y dispendio de recursos en que ha incurrido el Presidente de la República.

Querétaro, QRO 23 julio del 2020.

Volvió a tierras mexicanas el emblemático avión presidencial, después del fracaso y dispendio de recursos en que ha incurrido el Presidente de la República. Nunca un avión sin carga ni pasajeros había causado tanta algarabía por su llegada a México. Antes de tomar posesión, López Obrador ordenó la venta del avión, 19 meses después no lo ha podido vender; alquilaron un hangar en territorio norteamericano como almacén mientras se vendía, resulta que la aeronave estuvo bajo el rayo del sol, según el propio López. Informó la Secretaría de la Defensa nacional, que erogaron 597 mil, 982 dólares por el almacenamiento; otros aseguran que el gobierno de México pagó un millón, 200 mil dólares. Cualquiera que sea la cantidad, fue dinero de los mexicanos tirado a la basura, dinero que mucha falta hace. Eso sin contar los gastos de los vuelos de ida y vuelta, más cuando lo sacaban a pasear para evitar el deterioro de los motores. El mantenimiento es costoso. 

Avión propiedad del gobierno que no se utilizó para trasladar insumos para hospitales de México, desde China a México, López ha preferido pagar en lugar de usar el avión; incluso ordenó el traslado de las cenizas de Juan Gabriel, en otra aeronave propiedad de la Secretaría de la Defensa nacional; también envió otra aeronave a Bolivia, para trasladar a Evo Morales, a la capital de la República, todo con cargo al erario del gobierno federal. Mientras el Boing 787, se continuaba deteriorando en el encierro. Emblema del derroche de los gobiernos neoliberales, así la mediatización de López; él tira el dinero sin provecho alguno, los otros lo invirtieron. El Boeign tuvo un costo de 218 millones de dólares, con todo y arreglos; Andrés Manuel dice tener, por enésima ocasión, otro potencial cliente para su venta-venta, rematándolo en 120 millones de dólares. Afirmó que ya recibió un adelanto por la venta, además le pagarán en especie una buena parte. Permutará el avión por productos perecederos.  

El avión representa dos objetivos importantes para el Presidente. Uno, seguir utilizándolo como símbolo mediático del derroche de gobiernos neoliberales; segundo, obtener más dinero para sus propios derroches.  Sumará el dinero que pretende obtener por la rifa “ficticia” del avión, pretende otros mil millones de pesos; seguirá utilizando el emblemático avión de la corrupción hasta el 15 de septiembre, fecha de la rifa. Apenas ha logrado vender el 22.58% de los boletos; el precio de cada “cachito” es de 500 pesos, espera vender 6 millones, con lo que ilusoriamente obtendría 3 mil millones de pesos; de esa ilusoria cantidad, debe restar 2 mil millones para entregar a los ganadores de los premios, 20 millones por cada boleto “ganador”. Por la “cabecita” del presidente bailan cifras millonarias que no logra aterrizar. Claro, dice que todo el dinero será para combatir la pandemia, aunque en los hospitales no haya insumos para ello. Solo es pantalla del acendrado mesiánico populismo de Andrés Manuel López. Es tal su enfermiza obsesión por el avión, que dará una conferencia mañanera en el hangar presidencial, luego hará un recorrido con la prensa para que constaten lo que ya conocen de sobra ¡Primero el marketing político! La manipulación del “populacho”. Por cierto, siempre sí se fue el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, otro que denuncia los abusos del Presidente de la República; van cuatro renunciantes que denuncian severas irregularidades en el funcionamiento del gobierno de la 4T: Germán Martínez, Carlos Urzúa, Javier May Rodríguez y Javier Jiménez Espriú. Otros más han renunciado por los abusos, aunque no los denunciaron. Un gobierno populista que se enorgullece de su inexperiencia, mal funcionamiento y poder corruptor, pero, insisten, no son iguales a los de antes; claro que no son iguales, ahora son peor que los de antes, además de ineptos, son corruptos y mentirosos. 

 Héctor Parra Rodríguez 

Periódico Raíces