No a la Extorsión Periodística.

Quien practica la extorsión periodística es un ser indeseable, además, es un atentado en contra de la vida personal de las personas y en contra del periodismo serio y responsable.

  • Quien practica la extorsión periodística es un ser indeseable, además, es un atentado en contra de la vida personal de las personas y en contra del periodismo serio y responsable.
  • La extorsión tiene que desaparecer, extraerse de raíz, por más que no se diga, afecta a muchas personas y pocas veces se condena como tal.
  • La Sociedad Marquesina, los diversos sectores de nuestra sociedad, funcionarios públicos debemos de elevar nuestra más enérgica protesta y denunciar a quien practique la extorsión periodística como un medio para obtener dinero fácil.

El periodismo serio es importante que publique información relativa a la actualidad, pegados siempre a la objetividad y veracidad de la información. Para obtener esta información, los profesionales serios del periodismo, deben recurrir obligatoriamente a fuentes verificables y su base es la noticia, la crónica, el informe, etcétera. Reitero siempre apegados a la verdad.

La posibilidad de información y veracidad de los contenidos del periodista hace que este oficio ejerza una gran influencia sobre la opinión pública a modo general. Razón por la cual, algunos observadores definen al periodismo como el «cuarto poder».

Sin embargo, la evidente influencia del periodismo en la sociedad permitió también el desarrollo de la ética profesional periodística, constituida en una serie de normas y deberes que guían la actividad del cronista, reportero y demás actores del medio.

De esta manera, el periodista queda sujeto a tener que actuar con la mayor diligencia posible en el acceso a las fuentes y en el contraste de opiniones. El periodismo se debe caracterizar por ser más objetivo que subjetivo, a nadie le importa si al periodista le parece mala una información, lo importante es brindarla. Para ello existen varios principios que guían la labor del periodista, el principal de los cuales es el respeto por la verdad, el rigor en la búsqueda de la información fidedigna y verificable.

En general, se considera buen periodista al que consigue información relevante, breve y exacta en el menor tiempo posible como nuestro brillante colaborador Andrés González Arias, un verdadero profesional del periodismo.

Quien transgrede los principios del respeto por la verdad principalmente, se convierte en un mercader, chantajista o extorsionador.

Raíces “Todo Querétaro desde el Marques”, su personal administrativo, periodistas y colaboradores rechazan la práctica de la extorsión como vía para desprestigiar y lastimar a las personas, si estas, no les dan beneficios materiales o económicos a cambio de su silencio.

Ahora bien, estos «pseudoperiodistas» son los que utilizan la extorsión para vender o no su información. Son ellos los que hacen saber a otro sujeto que se disponen a publicar, denunciar o revelar un hecho o conducta cuya divulgación puede perjudicar su imagen y, de esta manera, lo intiman a comprar su silencio.

El chantaje o la extorsión es un delito entendido como un ataque a la libertad personal para lograr así una ventaja patrimonial indebida. Es claro que esta práctica no está solo en el periodismo, sino en muchos otros ámbitos, como en la política.

Esta práctica deja al descubierto la miseria humana y la falta de ética profesional de las personas. La extorsión tiene que desaparecer, extraerse de raíz porque, por más que no se diga, afecta a muchas personas y pocas veces se condena como tal.

En el ámbito periodístico se necesita de buenos profesionales porque este oficio cumple con la función de brindar información verdadera y es por eso que el chantaje debe estar lejos de este ámbito para así no distorsionar la realidad.

La sociedad necesita estar bien informada y saber qué pasa en base a fuentes fidedignas y no a través de malos profesionales que manipulan y controlan los datos. La fanfarronería, la calumnia, la falsa imputación, las acusaciones maliciosas y las difamaciones públicas, entre otras prácticas, deben terminar para que así el periodismo no decaiga o se vuelva poco creíble, porque la credibilidad es un capital único en este oficio, lo reiteramos quien practica la amenaza de publicar información que lastime la imagen de un político o funcionario publico sin tener las pruebas suficientes, HAY QUE DENUNCIARLO Y METERLO A LA CARCEL.

Periódico Raíces