Leyenda la sombra de Maximiliano

La leyenda del emperador Maximiliano de Habmsburgo relacionada con el panteón de los Queretanos ilustres

Querétaro,Qro., 12 de noviembre de 2019

Los cementerios siempre han sido lugares  enigmáticos, sitios en los cuales, algunos aseguran habitan las almas en pena; donde hay mucho dolor, es el que se queda, el que siempre extraña.

Los panteones son sitios en los que las personas cuentan sobre aparecidos,  misterios y situaciones inexplicables en ocasiones sobrenaturales, como esas anécdotas de taxistas, que afirman que luego de haber pasado por cementerio e ir conduciendo solos, llegan a ver a través del retrovisor a un pasaje en el asiento trasero observándolos, para luego asombrarse y frenar en seco inesperadamente en medio de la noche y la oscuridad.

La leyenda del emperador Maximiliano de Habmsburgo relacionada con el panteón de los Queretanos ilustres donde hoy se encuentran restos de heroínas de la independencia e historiadores como la corregidora doña Josefa Ortiz de Domínguez. En su pasado este panteón de los ilustres fue el cementerio del convento de la cruz, lugar donde Maximiliano cayó prisionero por varios días, antes de que fuera fusilado en el cerro de las Campanas el 19 de Junio de 1867. Sin embargo Simón el encargado del panteón del convento y el personaje principal de este relato fue al que le ocurrió este extraño incidente unos días después de haber sido fusilado Maximiliano. Simón era un indígena humilde  que se concentraba en su trabajo pues debía de mantener a su esposa y a sus dos hijas pequeñas y no se percataba del estado crítico en que se encontraba el país dividido entre un imperio Europeo impuesto por conservadores, y encabezado por un gobierno legítimo encabezado por Benito Juárez. Por eso mismo al campo santero no le llamo la menor atención que un emperador Europeo se encontrara preso en el convento, ni que muchas horas después de haber sido fusilado,  le extrajeran sus ojos azules y en vez de estos le colocaran unos ojos negros de cristal d una estatua de santa Úrsula; ni que unos doctores oportunistas hicieran negocio con su corazón, para vender los trozos de este en frascos de cristal con formol, ni mucho menos que el cuerpo de Maximiliano se encontrara mal embalsamado y que por esta razón toda su piel se ennegreció, para pasar muchas horas más colgado de cabeza, para que todas las sustancias se le salieran del cuerpo y así volverlo embalsamar por segunda ocasión.

No, tales acontecimientos no le llamaron la atención a Simón, sino muchos días después, cuando en medio de su silencio y de su rutina diaria de barrer como todas las mañanas en el jardín, escuchara una voz honda que sin embargo, se oyera como un murmullo que lo llamara por su nombre: “Simón”….,  a lo que el indígena trato de no hacerle mucho caso, pero aquella extraña sensación de sentirse observado no la pudo olvidar.

Unos días después volvió a escuchar este mismo murmullo solo que un poco más fuerte, que lo llamaba de nuevo, cuando estaba terminando de barrer los pasillos de las últimas tumbas, mientras Simón pensaba que se estaba volviendo loco o era su imaginación, o su cansancio de trabajar más de diez horas en el Panteón. Pero fue una tarde que la impresión y el pavor se apoderaron por completo de el, cuando en esta ocasión, el murmullo se convirtió en una voz clara y sombría que lo hizo voltear para observar una especie de fantasma, a una sombra con el rostro indefinido, detrás de él, que se acercaba más y más, como si viviera una pesadilla despierto. Además de que en medio de los nervios sus pernas las sintiera como de hilacho y flojas para poder correr, para poder moverse, mientras que su voz se había extinguido, y enmudecido de pronto, mientas que un frio helado le recorrió el cuerpo, poniéndole prácticamente la piel de gallina. Y fue solo un instante cuando aquella sombra persistente estuvo frente a él, y le falto la respiración y de for ma insconsient simon levantara los brazos del susto, mientras en medio de las alucinaciones sintiera que la sombra se quisiera comunicar  o ddarle algo importante sin embargo la impresión de simon fue tanta que su cuerpo se desplomo y cayo desmayado sin saber de el por muchas horas.

Mientras sus esposa y los amigos de simon se encontraban alarmados pues no había regresado a su casa toda la noche  además de que el convento de santa cruz se encontraba cerrado.

Sin embargo fue a pancho el compadre del campo santero a quien se le ocurrió decir que lo mejor era ir al propio panteón a ver si Simón de casualidad se encontraba ahí. Y a pesar de que la reja del cementerio estuviera muy alta y cerrada, Pancho y un compadre más se atrevieron a saltarla, para encontrar a Simón aun desmayado en medio de el pasto con el puño de la mano totalmente cerrado como si estuviese guardando un tesoro, en un ambiente que sus compadres percibieron extraño con las figuras medio tristes y lúgubres de santos y ángeles alrededor de las tumbas. Y en el hospital donde lo internaron de emergencia Simón tardo tres días en abrir los ojos,  todavía con la imagen fresca de la sombra, y del recuerdo, que su esposa, pancho y sus compadres no creyeron. Y fue pancho el que se atrevió a preguntarle al enterrador que era lo que tenía guardado en su puño a lo que el camposantero no entendió y se hizo consciente que era verdad, pues su puño aún se encontraba cerrado, pero al abrir la mano y extender la palma, el asombro de todos fue mayor, pues en medio de su mano se encontraba una moneda brillante de oro de 14 quilates, era un Maximiliano, en la época del emperador Europeo. Y es que sea casualidad o no, la historia de México cuenta que antes de ser fusilado Maximiliano de Habsburgo,  se volvió hacía el pelotón que le daría la muerte, entregando a cada hombre, una moneda de oro, pidiéndoles que no le apuntaran en el rostro, sino en el pecho, para después volver a su lugar a la fila del fusilamiento para partirse la barba en dos, señalando el pecho, diciéndole a la gente que se había congregado: “ perdónenme como los perdono yo, vine por el bien de México y no por necia ambición”.  Se cuenta que después de media noche aún se aparece el emperador Europeo

Periódico Raíces