Al maestro, con cariño
Por Andrés González Arias Cuando cae la tarde y el caluroso ambiente comienza a refrescar –con vientos que anuncian posibles lluvias– el patio de los […]
Develación de un busto de bronce en honor al maestro Jesús Reyes Heroles.
Por Andrés González Arias
Cuando cae la tarde y el caluroso ambiente comienza a refrescar –con vientos que anuncian posibles lluvias– el patio de los Cuatro Mezquites del PRI se convierte en cátedra al aire libre, donde abundan los aforismos, los axiomas y las sentencias; en cátedra de política, de política de la buena.
Se rinde ahí, un sentido homenaje al maestro; reconocido así no solo en ese partido, sino en el país todo.
Es la develación de un bien logrado busto de bronce del maestro Jesús Reyes Heroles, ubicado en ese patio, justo a la izquierda del que ahí se tiene, el de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Y ahí, de un evento que parecía sencillo, se transforma en un homenaje con una profunda carga de ideología de quienes hicieron uso de la palabra, donde a la política se le da su verdadero significado.
“En estos momentos difíciles por los que atraviesa el país, necesitamos políticos de carrera, no políticos a la carrera” señaló el diputado federal poblano Lázaro C. Jiménez Aquino, presidente del Consejo Directivo del Instituto de Formación Política Jesús Reyes Heroles, A.C., quién dio pormenores que como pensador, historiador y político, dio el maestro homenajeado.
“Fue en realidad un hombre de estado”, justo de los que ahora se extrañan.
El busto fue producto de la iniciativa del joven licenciado, Alberto Lugo Ledesma, secretario de organización del Instituto Reyes Heroles. Y lo logró a base de coperachas, de paciencia y tenacidad hasta juntar moneda por moneda con priistas, el importe de esta escultura cuyos nombres quedaron grabados al pie en una pequeña placa.
Así es como ahora se hacen las buenas obras en el PRI; entre muchos y en unidad.
Al evento le dieron la importancia que se merecía un personaje de la dimensión del maestro Jesús Reyes Heroles y que sin dejar de ser sencillo, adquirió niveles de excelencia, donde se habló de la buena política, la del deber ser, pero también la que no debe ser. “La política no es un asunto de improvisados, ni de rencorosos, sino un asunto de profesionales, que sepan para qué es y para qué sirve” y cuyo último fin –y único además– es la sociedad.
La bienvenida corrió a cargo del joven licenciado Víctor Alonso Cuevas Vega, dirigente de la filial Querétaro del Instituto Reyes Heroles. Improvisando, mostró escuela, la que se adquiere en el instituto del que forma parte.
Sin embargo, los mayores aplausos se los llevó Alberto Lugo, tanto por lo que dijo, como por la forma como lo dijo –no pudo ocultar la admiración al maestro– tanta que durante más de dos años, nadie le quitó este empeño. “El maestro es de una dimensión universal, no solo para los priistas, sino para los mexicanos”. Y menciona las famosas cuatro “C” que debe tener el buen político: corazón, cabeza y carácter. Ni un ingrediente más, pero tampoco ninguno menos.
En ese patio de los Cuatro Mezquites, se volvió a colocar sillería de lujo(…) y se colocaron sencillas ofrendas florales. Hubo brindis sin protocolo ni excesos. Ahí se les vio juntos -fíjese usted bien– a los tres diputados locales del PRI, Juan Guevara Moreno, Graciela Juárez y Paul Ospital Carrera.
La lista de oradores –fue un evento breve, de solo 30 minutos y tal vez por eso lució– la cerró la Lic. Abigail Arredondo.
Al maestro, la líder de los priistas lo reconoció como “el hombre que sentó las bases de las instituciones de este país y difundió a la par los ideales revolucionarios de justicia social. Fue don Jesús Reyes Heroles, el mayor ideólogo que ha tenido nuestro partido”.
El aire le hacía volar con ligereza el cabello de la líder.
Apenas si se lo acomoda. Y sigue:
“En lo personal, recuerdo uno de sus postulados: “La política exige entrega y debe practicarse a todas horas y en todas partes”.
Y del maestro abundaron las citas, sus famosos aforismos, sus máximas y hasta advertencias: “Cuidado con los predicadores sexenales de la vieja buena nueva”.
Y Abigail puntualizó:
“Desterremos los aires mesiánicos que rondan Palacio Nacional y retomemos el papel que nuestro país nos demanda como gente valiente, decidida, para hacer un México de trabajo, progreso y respeto”.
La historia de este partido, las enseñanzas de sus libre pensadores, deben ser guía para estos tiempos tan difíciles por los que atraviesa el PRI.
Y esta tarea para darle viabilidad, autenticidad y seguir existiendo, solo de ellos depende. Y de nadie más.