Tras la verdad AMLO: ambicioso, cínico e irresponsable.
No cabe duda que el Presidente de la República, además de ambicioso, es cínico e irresponsable.
Santiago de Querétaro Qro. 2 de octubre del 2019.
No cabe duda que el Presidente de la República, además de ambicioso, es cínico e irresponsable. Veamos el por qué hago la afirmación, no es pregunta; no, es afirmación. Tal vez resulte ocioso recordar que López Obrador, a pesar de haber cometido varios delitos cuando fue militante priista siempre evadió la justicia, ya como perredista hizo lo mismo, rebasando todas las expectativas cuando fue Jefe de Gobierno. Ni como autoridad se contuvo para seguir delinquiendo, baste recordar las violaciones a varias sentencias de amparo, no solo no las cumplió, violó las ejecutorias y nada le pasó, volvió a evadir la acción de la justicia. Como militante y dirigente de Morena hizo exactamente lo mismo, cometió varios delitos, mas siempre al amparo de la política, nada le sucedió, volvió a evadir la aplicación de la justicia; en este último ejemplo, recordemos la creación del fideicomiso en las elecciones que lo llevaron a la Presidencia de la República, mecanismo que le sirvió para recibir muchos millones de pesos de forma por demás fraudulenta, supuestamente para apoyar a los damnificados, dinero que se fue directo a las manos de candidatos de su partido y los millones de pesos se esfumaron; el INE lo salvó. Sin embargo quedó bien documentado las enormes cantidades de dinero que ilegalmente recibió, nunca se supo cuál fue el origen de los dineros que depositaron en su fideicomiso, las cantidades que personalmente varias personas depositaron en la cuenta, rebasaron lo permitido y los mismos sujetos hacían los depósitos por más de 200 mil pesos, tipo “ratón loco”; en este caso se trató de dinero, no de boletas electorales. Enorme “lavandería”, López Obrador volvió evadir la investigación; dinero sucio que fue a su campaña, no a las manos de los damnificados, posteriormente, de manera por demás infantiloide pretendió justificar el fraude, aludiendo que el dinero lo entregaron en mano a damnificados, expidieron unos simples recibos, lo dijo el mismo López. Así de cínico el Presidente de la República.
Aunque Andrés Manuel López Obrador, no se reconozca como ambicioso, los hechos lo desmienten. Tres veces fue candidato a la Presidencia de la República, si eso no es ambición ¿Cómo puede llamarse? Abandonó las filas del Partido Revolucionario cuando no le dieron candidatura al gobierno de su Estado; crearon, él y otros priistas, con varios militantes de izquierda de otro partido, uno nuevo al que llamaron Partido de la Revolución Democrática, el cual lo llevó a la jefatura del gobierno del Distrito Federal; exprimió al PRD, del cual fue dirigente nacional. Cuando vio cancelada su oportunidad de volver a ser, por tercera vez, candidato a la Presidencia de la República, creó otro partido político, llamado Movimiento de Regeneración Nacional; una vez más, la ambición lo cegó; esta vez, desangrando al partido que le dio la oportunidad de ser Jefe de Gobierno y dirigente nacional. Queda claro que, primero debe cumplirse su ambición, después lo demás. Andrés Manuel López Obrador, jura y perjura que es honesto y por ello no es corrupto: la historia lo desmiente; cuando fue Jefe de Gobierno, su Secretario Particular, recibía enormes cantidades de dinero, las evidencias quedaron grabadas; para construir los segundos pisos junto con Claudia Sheimabum, en el DF, guardaron los expedientes para que nadie supiera el costo de las obras, por supuesto no hubo licitaciones; rampante corrupción, fue a parar a la cárcel su Secretario, López volvería a “lavarse las manos”; lo mismo sucedió con quien fuera su Tesorero, se iba a las Vegas a gastar el dinero, también fue a la cárcel y el hoy Presidente se deslindó de la raterías. Demasiadas coincidencias, López Obrador trabaja con corruptos, pero él no lo es. Sin embargo, al paso del tiempo aquellos corruptos vuelven a trabajar para él, como el profesor René Bejarano, conocido como “el señor de las ligas”, personaje de negros antecedentes que hoy se desempeña para el gobierno de la 4T. Ambición sin límites, acompañada de un buen baño de cinismo. López Obrador no ha tenido impedimentos para cumplir su ambición, ha pasado sobre la ley y las personas hasta lograr, no por inteligente, sino por incisivo, la Presidencia de la República, para conseguirla, hizo alianzas de las más sucias, perversas (con la CNTE, entre otros), que le permitieran alcanzar su objetivo. El Presidente de la República, es mentiroso de grado 43. Miente, miente y miente hasta lograr lo que se propone, así ha venido gobernando estos 10 meses, a base de mentiras, en tanto su ineptitud ha salido a flote. Y si las mentiras no le son suficientes, amenaza para lograr sus propósitos; es el caso de los amparos interpuestos que han detenido sus mega proyectos, como el aeropuerto, la refinería y el tren Maya ¿Sabía usted que su grupo de mafiosos (tiene un grupo especial) amenaza personalmente a jueces para que fallen a favor del gobierno de la 4T? Sí, amenaza a las autoridades judiciales y no hay autoridad que pueda hacer nada. Eso se llama delincuencia organizada. Por eso ha insistido en doblegar al Poder Judicial Federal, promoviendo reformas a su estructura para quedarse con el control de ese Poder, que hasta ahora no ha podido manipular a placer. Es perverso y peligroso el Presidente de la República. Utiliza el pulpito presidencial de las conferencias mañaneras para amenazar, intimidar, ofender a quien se cruza en su camino, luego de ello, lanza un “con todo respeto”; mas la amenaza es pública, abierta, el Presidente se burla de sus “enemigos conservadores”.
Irresponsable en un alto grado ha probado ser el Presidente de la República, no cumple con las responsabilidades emanadas de la Constitución y leyes reglamentarias. La más sentida es no hacer uso de la fuerza pública para evitar la comisión de hechos delictivos, prefiere trivializar las miles de muertes y demás delitos antes que imponer la autoridad que le demanda la sociedad y le exige la normatividad. Varios ejemplos son evidentes de la alta ineptitud de que hace gala ¿Recuerdan los muertos de Tlahuelilpan? Fueron 137 muertos. La tragedia se pudo evitar si hubiese ordenado a las fuerzas armadas evitaran que el pueblo de esa localidad dejara de robar el combustible; en el lugar estaban las fuerzas armadas para actuar, López Obrador nunca dio la orden, supuestamente para evitar una reyerta entre militares, policías y ladrones de combustible. La irresponsabilidad de López Obrador, devino en tragedia al incendiarse, después de varias horas de saqueo de combustible, en el lugar del ilícito; una vez más, el Presidente de la República evadió la responsabilidad, murieron 137 personas. Para salvar su ineptitud y se diluyera su irresponsabilidad, de inmediato giró instrucciones para que ayudaran a las familias de los muertos y a los heridos, ofreció becas en dinero, vamos, como es ya su costumbre, dar dinero para evitar quejas; otras autoridades simplemente dejaron pasar la tragedia que pudo evitarse, Andrés Manuel López Obrador, siendo el indiscutible responsable de los hechos, volvió a evadir la acción de la justicia, habiendo cometido una injusticia La irresponsabilidad es su aliada.
La última de sus cínicas declaraciones, fue dejar la responsabilidad de los disturbios que pudieran ocasionarse mañana 2 de octubre, por aquello de las marchas y desmanes, en manos de la misma ciudadanía; advirtió López Obrador, la autoridad no intervendrá, los mismos manifestantes deberán cuidar que no haya desmanes ni se infiltre persona alguna, a ellos derivó la responsabilidad de la seguridad pública; ni que decir de la inepta de la gobernadora de la CDMX, Claudia Sheimabum, solo repite lo que manifiesta su jefe político, si acaso le agrega que habrá un “cinturón de la paz” ¡Por favor! ¿Qué es eso de cinturón de la paz? Así de irresponsables las autoridades del gobierno de la Cuarta Transformación. Por eso afirmo que AMLO es un cínico, ambicioso e irresponsable. Existen muchas más pruebas para demostrar la aseveración, no es hipótesis, es verdad absoluta.
Héctor Parra Rodríguez.